El Proyecto

El Proyecto

Visitar los lugares y recorrer los senderos a pie o en bicicleta es la mejor forma de vivir la experiencia. Tendrá tiempo para leer el paisaje, estar en contacto con la naturaleza y su patrimonio, e interactuar con la comunidad y sus costumbres. y sus costumbres.

Criação Velha posee un territorio único en el mundo, cargado de la esencia que le valió el reconocimiento de la UNESCO. Pero el carácter del vino y del viñedo atraviesa toda una experiencia comunitaria que se refleja en sus costumbres, tradiciones, manifestaciones culturales y religiosas y, sobre todo, en su autenticidad.

Piérdase entre los gigantescos laberintos de basalto de los viñedos, visite las iglesias y el imperio, admire las casas solariegas, comprenda la importancia de los imprescindibles pozos de marea y preste especial atención a la flora y la fauna, ya que puede encontrarse con especies raras y endémicas.

El apego de la gente a sus lugares también se refleja en el bienestar de la población en su vida cotidiana, en los días festivos y en los momentos de ocio, que comparten alegremente con todo el mundo. Las plazas son los lugares preferidos para las celebraciones, al igual que las zonas verdes y los parques de picnic, que también son ideales para la práctica de ejercicio físico. Siguiendo con la actividad física y el ocio, la zona de baño de Laja das Rosas es el lugar perfecto para darse un relajante chapuzón en el mar y disfrutar de un tentempié al final del día. Subiendo por el sendero hacia la montaña, encontrará el mayor tubo de lava de Portugal: la Gruta das Torres.

Visitar un lugar es vivirlo, disfrutarlo, respetarlo, preservarlo y protegerlo, no solo desde una dimensión física, sino también inmaterial.

Por eso, no se pierda una roda de chamarrita —esa vibrante danza en ronda, inseparable del patrimonio cultural azoriano— ni deje de participar en las fiestas del Espíritu Santo.
Y ninguna experiencia está completa sin saborear los platos más tradicionales y representativos que ofrece la pedanía. Aquí podrá degustar y adquirir uno de los mejores quesos de la isla de Pico, así como el tradicional pastel y pan de maíz, los bolos lêvedos y otros dulces típicos. En esta tierra de vinos y licores, visite las bodegas y, con un poco de suerte, podrá encontrar alambiques en plena destilación. Y si su curiosidad va más allá del paladar, pruebe los vinos regionales y descubra las mejores variedades de uva, así como vinos galardonados internacionalmente.